Sommet syndical Union européenne – Amérique latine et Caraïbes

Santiago de Chile, 03-04/12/2012

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Es un gran placer estar aquí con vosotros para hablar de la situación de los trabajadores en América latina y en Europa

En primer lugar gracias a las centrales sindicales chilenas CUT y CAT por su hospitalidad. Quiero expresar aquí la gran simpatía que en Europa tienen los sindicatos y los ciudadanos progresistas por el movimiento obrero chileno, por su heroica historia de sacrificios y de luchas. Espero poder repetir este reconocimiento en la ofrenda floral que haremos al presidente Salvador Allende

Quiero de nuevo agradecer a la CSA y por su campaña de solidaridad con los trabajadores europeos en la que han participado numerosas centrales sindicales latinoamericanas. Aprovecho este momento para extender el agradecimiento de la CES y del conjunto del sindicalismo europeo.

Seguramente durante estos días daremos nuevos pasos para reforzar la alianza de la CES y de la CSA así como el trabajo sindical conjunto, en las diferentes subregiones latinoamericanas.

Europa está pasando por un momento muy crítico y todavía hoy realmente no sabemos que es lo que nos espera.

Durante mucho tiempo hemos analizado el origen de la crisis actual que nace del desenfreno del capitalismo financiero, de la desregulación financiera iniciada ciegamente en los años 80.

Este capitalismo de casino consiste en ganar dinero sobre el dinero, sin relación con la economía real. Algunos países basaron su riqueza esencial en esta orientación económica, como el Reino Unido, y ahora pagan un duro precio

Este capitalismo de casino consiste en ganar dinero sobre el dinero, sin relación con la economía real. Algunos países basaron su riqueza esencial en esta orientación económica, como el Reino Unido, y ahora pagan un duro precio

Paralelamente al desarrollo del capitalismo financiero aumentó en Europa la desigualdad social y al mismo tiempo avanzó la deuda privada y las burbujas inmobiliarias.

Y hoy en día para nuestras sociedades pagan el precio y el daño es inmenso. En primer lugar los hombres y mujeres trabajadores los jóvenes o desempleados o jubilados.

Lo que hoy se llevan a cabo, son políticas mal llamadas de austeridad, porque solo demandan sacrificios a las capas más débiles, y que, además, son peligrosas y están condenadas al fracaso.

Estás políticas son injustas porque atacan a los salarios, la protección social y los convenios colectivos, en lugar de atacar, en serio, las cuestiones de justicia fiscal, la redistribución y la lucha contra la evasión y el fraude fiscal.

De hecho, en los países del sur de Europa se están creando zonas francas para los derechos sociales, áreas de bajos salarios, donde los sindicatos serían más débiles.

Nuestro análisis es que, bajo el pretexto de aumentar la competitividad de los países del Sur, se ponen en práctica las reglas del mercado sin garantizar la protección social.

Estas políticas pueden destruir el modelo social europeo, basado en la protección de los servicios públicos y la negociación colectiva. Por el contrario hay que decir que el modelo del norte de Europa basado en la negociación es el que funciona mejor.

Como lo decía Víctor, hoy tenemos mucho más que hacer con la OIT. Cuando se quiere culpabilizar al modelo social europeo de la falta de competitividad de las economías europeas en comparación a otras partes del mundo, se olvida que nunca Europa fue más prospera que cuando en ella se afianzó el Estado del bienestar.

Sin embargo, hoy estas políticas están creando una competencia a la baja que irá presionar a los países en mejor situación, en general, los países del norte de Europa para que adopten las reformas laborales impuestas en el sur.

¡Compañeros y amigos la interdependencia es una realidad. Todos estamos en el mismo barco!

Cuando decimos que estas políticas están condenadas al fracaso, es porque impiden que la economía se relance. ¡Ellos bloquean el crecimiento y agravan el desempleo! En ello coinciden prestigiosos economistas.

Cuando decimos que estas políticas están condenadas al fracaso, es porque impiden que la economía se relance. ¡Ellos bloquean el crecimiento y agravan el desempleo! En ello coinciden prestigiosos economistas.

Desde el comienzo de la crisis, la Confederación Europea de Sindicatos ha respondido con firmeza, y con un mensaje consistente:

Para romper la tendencia, son necesarias inversiones para el crecimiento sostenible y el empleo.

Es necesario el diálogo y las negociaciones. ¡Hay que debemos controlar el capitalismo de casino!

Para la CES no sólo hay que invertir en infraestructuras, sino también en educación y formación. ¡Hay que invertir en las mujeres y en los hombres que son el motor de nuestras sociedades!

Hay que invertir en los servicios públicos, en la igualdad y en la calidad que asegure la formación básica y la educación permanente. Invertir en los docentes es apoyar y revalorizar su trabajo.

Contra los ataques, e incluso el desmantelamiento de nuestro modelo social, la CES ha puesto sobre la mesa una propuesta de Contrato Social para Europa.

Estamos convencidos de que hay que poner las cuestiones sociales en el centro del proyecto europeo para salir de esta crisis.
No puede haber una Europa unida y solidaria, es decir una Unión Europea, si el único objetivo de sus miembros es el de hacer entre ellos una competencia a la baja. Esto no sería una unión, sino una zona de concurrencia económica, que más que unirnos nos separaría.

La Confederación Europa de Sindicatos ha apostado siempre en favor del proceso de integración europeo, y nuestra propuesta de Contrato Social reclama que la UE no pierda su alma, sus objetivos originales.

El nuevo Contrato que proponemos se basa en tres pilares: el primer pilar - la democracia social - incluye, en particular, el respeto a la negociación colectiva y los derechos laborales.

En Europa, se han sentado las bases de los derechos laborales a través del diálogo y de la legislación que decididamente queremos defender y mejorar.

Ellos están en el corazón del Contrato Social y son su condición sine qua non.

La pérdida o debilitamiento de la negociación colectiva no sólo afecta a los trabajadores de un país en particular pues los gobiernos de derecha y los empresarios del resto de Europa trataran de copiar esas contrarreformas laborales.

La integración económica es muy fuerte en nuestros países y avanzará más, sobre todo en la zona del euro. Hay reglas europeas que orientan fuertemente las decisiones nacionales. Es lo que nosotros llamamos la gobernanza económica.

Los países que tienen que pedir prestado dinero a Europa, están sujetos a programas muy rigurosos. Por ejemplo, en Grecia.

Pero la CES no quiere que la integración económica determine el futuro de nuestro modelo social. Queremos que las reglas sociales se apliquen en el mismo momento que las reglas económicas. A esto nosotros llamamos una unión social.

Esta es la razón por la que pedimos que un Protocolo de progreso social se anexe a los tratados económicos para asegurar que nuestros derechos colectivos no sean sobrepasados por las libertades del mercado.

El segundo pilar de nuestro Contrato Social demanda una gobernanza económica que promueva el crecimiento sostenible y los empleos de calidad.

Europa está atrapada por la austeridad. Los recortes presupuestarios empeoran la recesión, profundizan el déficit, y llevaron a los gobiernos a intensificar las medidas de austeridad al atacar a los sistemas de protección social, los salarios, la legislación laboral y los derechos humanos.

¡Hay que romper este círculo vicioso!

Por supuesto, estamos contentos de ver que el crecimiento está de vuelta en la agenda de la UE. El pacto para el crecimiento aprobado el pasado junio, es un paso en la dirección correcta que pone de nuevo el crecimiento en el centro de los debates.

Pero, ¿dónde están las inversiones anunciadas? Los miles de millones de euros prometidos fueron movilizados? ¿Para quién? ¿Cómo? Lamentablemente no tenemos respuesta a estas preguntas. Y no vamos a dejar de preguntar.

Lo que me lleva al tercer pilar de nuestro contrato: una justicia económica y social a través de políticas fiscales redistributivas y de protección social.

Ronald Reagan y Margaret Thatcher abandonaron realmente cualquier control de las finanzas mundiales. Desde entonces, la participación de las rentas del trabajo en la riqueza global ha disminuido inexorablemente en favor de las rentas del capital. La población activa afectada por la pobreza extrema ha llegado a un 8% en Europa. Es una situación penosa.

La élite más rica del mundo se aprovechó de fallos de las reglas fiscales transfronterizas para meter en "refugio", un equivalente al PIB de EE.UU. y Japón juntos.

Desde la crisis financiera de 2008, la depravación del capitalismo especulativo y la corrupción en el seno de los conglomerados financieros se han actualizado progresivamente. Ante ello pedimos una lucha más decidida contra los paraísos fiscales.

La Tasa sobre las transacciones financieras debe ser rápidamente puesta en marcha. No hay soluciones nacionales a este respecto. Las propuestas para introducir esta tasa antes del final del año están sobre la mesa en la Union Europa. Lamentablemente, algunos gobiernos, y el gobierno británico en cabeza, se niegan a participar. Pero hay el procedimiento de cooperación reforzada de la UE (que excluye la necesidad de la unanimidad). Este procedimiento se ha puesto en marcha. Este no es el momento de abandonar.

¡Nuestro Contrato Social es sensible a las necesidades de las personas que quieren una prosperidad duradera con empleos decentes y bien remunerados!

Queremos que este contrato sea una pieza central de un nuevo marco político europeo e institucional.

¡Para que nuestras voces sean escuchadas necesitamos fuerza y unidad!

El pasado 14 de noviembre la Jornada de Acción europea lanzada por la CES tuvo un impacto significativo. Sin duda será una fecha histórica de nuestro movimiento. En medio de muchas dificultades hemos sido capaces de demostrar la fuerza del sindicalismo europeo y la singularidad de nuestro mensaje. Esperamos que también haya impactado en el espíritu de los gobernantes europeos.

Gracias de nuevo por vuestro sostén internacionalista y solidario en este día de acción, pues con ello han apoyado nuestro mensaje común.

Sin embargo, esto es sólo un pasó. Continuaremos nuestra campaña con el mismo mensaje para el empleo contra la austeridad, y por una Europa unida, social y democrática.

El movimiento sindical europeo necesita también de una América latina cada vez más fuerte y desarrollada. Saludos los avances hacia la integración continental que representa la creación de la CELAC.

Seguiremos respaldando a la CSA y a los sindicatos latinoamericanos en sus luchas por los derechos sindicales especialmente en los países donde aún sufren graves violaciones, como es el caso de Colombia, Guatemala, o recientemente Panamá.

Compañeros y compañeras, estoy segura de que el 6º Encuentro Sindical servirá para reforzar nuestro trabajo común.

¡Llevemos con decisión nuestras demandas a la próxima Cumbre de jefes de Estado de la UE y de CELAC!

Gracias a todos & todas.

Adelante.